Flow y la experiencia óptima


Hoy quiero compartir con vosotros uno de mis libros favoritos y de los que creo que más han impactado en mi forma de entender la organización del tiempo y de la productividad en cualquier tarea creativa, tanto en lo profesional como en lo personal. Un libro que creo puede servir de inspiración para cualquier persona que quiera mejorar como profesional o construir equipos de alto rendimiento.

Siempre me ha gustado leer libros de psicología y ciencias sociales enfocados a la comprensión de como funciona el ser humano y cómo entender ciertos rasgos de nuestro funcionamiento mental o de nuestros procesos cognitivos nos puede ayudar a funcionar de manera más óptima.

Este género, muy cercano al de la auto ayuda, muchas veces ridiculizado, está sobresaturado y lleno de obras sin apenas sustancia más allá de un par de buenas ideas que, extendidas y repetidas ad nauseam, son estiradas hasta cubrir el número de páginas mínimo para que den el pego de obra de peso. Estos a veces pueden ser entretenidos, e incluso darnos alguna idea interesante, pero la mayor parte de las veces se podrían haber resumido en un folio de texto.

Sin embargo, de vez en cuando aparece en el horizonte un libro que lo cambia todo.

Suelen ser obras mucho más densas, con buena base de investigación científica que realmente tienen sustancia suficiente como para que merezca la pena empaparse de los conocimientos que transmiten, llegando a cambiar como entendemos el mundo que nos rodea y el cómo nos relacionamos con el mismo.

En ocasiones la aparición de estos libros resuena durante décadas, dejándose leer entre líneas en cientos de libros de menor calado que no hacen sino beber de ellos.

Uno de esos libros es “Fluir: La psicología de las experiencias óptimas” (“Flow: The Psychology of Optimal Experience” en el original) del autor húngaro-estadounidense Mihály Csíkszentmihályi. Publicado en 1990.

En “Flow”, el autor explora el fenómeno del “flujo”, un estado de concentración plena en el que las personas se sienten completamente absorbidas por una actividad y pierden la noción del tiempo, rindiendo al máximo y lo que es más importante disfrutando de la actividad y creciendo en el proceso.

Estas actividades son descritas por el autor como “experiencias óptimas”, algo situado en las antípodas de la entropía mental.

Todos hemos experimentado este estado alguna vez en nuestra vida, cuando nuestro nivel de concentración es total, fundiéndonos con la tarea que estamos realizando. Tal vez te haya pasado escribiendo, leyendo, programando, preparando una presentación o haciendo deporte. La tarea se convierte en algo similar a una danza perfectamente coreografiada que realizamos sin esfuerzo aparente, dejando a un lado todas nuestras preocupaciones y las distracciones del mundo exterior. Puede que te haya pasado en el trabajo o en tu tiempo libre, pero seguramente recuerdes esa sensación.

Este estado se alcanza cuando la actividad que estamos realizando representa un desafío equilibrado con nuestras habilidades, no cuando hacemos algo ni demasiado difícil ni demasiado fácil, sino más bien cuando estamos realizando una tarea que nos obliga a “estirar” nuestras habilidades un poco por encima de nuestro nivel.

Los objetivos están claros y son alcanzables, guían nuestra acción y nos proporcionan un sentido claro de progresión. La retroalimentación es inmediata y fluida, a cada pocos pasos sabemos que lo que estamos haciendo nos lleva por el camino adecuado y podemos medir nuestra efectividad en el desarrollo de la tarea.

Tenemos una profunda sensación de control sobre la situación. Y finalmente terminamos por sentir una pérdida de nuestra autoconciencia, cuando nuestra concentración es tan profunda que nos olvidamos de preocupaciones externas.

El autor argumenta, con mucho criterio a mi parecer, que ser capaces de tener este tipo de experiencias de manera frecuente y habitual es primordial para vivir una vida plena y feliz y para alcanzar nuestro máximo potencial y el libro analiza en detalle como conseguir este estado con mayor frecuencia.

Hace ya varios años que tuve la suerte de cruzarme con este libro y creo que ha tenido mucha influencia sobre mi forma de organizarme y de trabajar.

La revelación viene no de entender que el estado de “flow” existe, sino de comprender que si cuidamos ciertos detalles para alinear la manera en la que enfocamos nuestras tareas podemos favorecer el entrar en este estado de manera más frecuente, disfrutando mucho más de nuestro tiempo y obteniendo un rendimiento y satisfacción mucho mayores en nuestro día a día. Ser conscientes de lo que nos lleva a este estado de flow nos ayuda a descubrir defectos en la manera en la que nuestras organizaciones, nuestros equipos y, en última instancia, nosotros mismos organizamos nuestro tiempo, recursos y energías, entender esto es el primer paso para mejorar esos enfoques y disfrutar mucho más de esta “experiencia óptima”.

No me quiero alargar mucho más en mi análisis del libro, el objetivo de esta pieza es simplemente presentarlo a los que no lo conozcáis y animaros a que lo leáis, ya que realmente creo que entender este tipo de habilidades es básico para mejorar en nuestra eficiencia y en nuestro bienestar, tanto en el trabajo como en el resto de aspectos de nuestra vida.

Por otro lado, comentar que mi plan, es, una vez presentado el concepto de “flow” seguir profundizando en el asunto en próximas ediciones. De momento me gustaría dejar un par de preguntas en el aire para que reflexiones sobre ellas.

¿Cuán a menudo te ves en una situación de flow en tu día a día? ¿y en el trabajo?

¿Está organizado tu equipo de un modo que favorezca el flow? ¿y tu rutina diaria?

Espero que este libro y el concepto que hemos presentado te hayan resultado interesantes y que sean de ayuda para mejorar tu experiencia.

Gracias por tu tiempo y tu atención.